Nathan Clay Brummel
Quiero, pues, que los hombres oren en todo lugar, levantando manos santas, sin ira ni contienda. Asimismo que las mujeres se atavíen de ropa decorosa, con pudor y modestia; no con peinado ostentoso, ni oro, ni perlas, ni vestidos costosos, sino con buenas obras, como corresponde a mujeres que profesan piedad. –1 Timoteo 2:8-10
Pregunta 109. ¿Solo prohíbe Dios en este mandamiento el adulterio y otros pecados ofensivos semejantes?
Respuesta: Puesto que nuestro cuerpo y alma son templos del Espíritu Santo, es la voluntad de Dios que los preservemos puros y santos; por lo tanto, Él prohíbe todas las acciones impuras, gestos, palabras, pensamientos, deseos y cualquier cosa que nos incite a ello. Día del Señor 41 del Catecismo de Heidelberg
Para la gloria de Cristo es importante que los hombres y mujeres jóvenes sean modestos en su vestir y acciones mientras están citándose para casarse. La vestimenta o la falta de la misma comunica algo acerca de la persona. El lenguaje indecoroso o el deseo de ver películas que están repletas de inmodestia también comunican algo acerca de una persona.
En los medios se han tratado temas acerca de la modestia. Jeff Pollard escribió un libro titulado Christian Modesty and the Public Undressing of America. La revista World publicó un artículo sobre la ropa de baño de las jóvenes cristianas. El reportero preguntó a las jóvenes cómo justificaban el usar trajes de baño inmodestos.
Laura Sessions Stepp escribió un artículo en el Washington Post titulado: «Nothing to Wear: From the Classroom to the Mall, Girl´s Fashions Are Long on Skin, Short on Modesty» (Nada que ponerse: Del salón de clases al centro comercial, la moda para las jóvenes tiene mucho de piel y poco de modestia).
Nancy Leigh DeMoss, locutora de un programa de radio, dice lo siguiente acerca de la modestia:
Uno de los desafíos en el día de hoy es que nos hemos olvidado de cómo sonrojarnos, porque lo hemos «visto todo» y hemos «hablado de todo», y ya no hay nada que nos avergüence.
¿Qué dice el séptimo mandamiento acerca del tipo de vestimenta que deberían utilizar los cristianos? La inmodestia es un pecado que cometen tanto hombres como mujeres. Las revistas populares contienen imágenes tanto de hombres como de mujeres inmodestos. El apóstol Pablo escribe acerca de la modestia femenina en una carta a su hijo espiritual Timoteo (1 Ti 2:8-10). En ella se dirige a las mujeres cristianas del Imperio Romano y les dice que se vistan con modestia.
¿Le importa a Jesús cómo me visto?
Hay una evidencia innegable de que al Señor Jesús le preocupa cómo visten sus discípulos. En el sermón del monte, Jesús les dijo a los hombres que no debían mirar a una mujer para codiciarla:
Oísteis que fue dicho: No cometerás adulterio. Pero yo os digo que cualquiera que mira a una mujer para codiciarla, ya adulteró con ella en su corazón. (Mateo 5:27-28)
Jesús estaba diciendo algo a los hombres. Pero también estaba diciendo algo acerca de ellos: Los hombres son visuales. Cierto hombre escribió: «Los hombres reciben gratificación sexual a través de los ojos».
Por implicación, Jesús también dice a las mujeres que no deben vestirse a propósito de tal forma que tienten a los hombres a codiciarlas. No quiere que se vistan de tal forma que tienten a los hombres a mirarlas con lujuria, cometiendo así adulterio. Los hombres son responsables de sus propios malos pensamientos, y deben luchar contra los deseos pecaminosos. Aquellos que cometen adulterio necesitan perdón en la cruz de Jesús. Pero las mujeres que se visten de forma inmodesta también necesitan perdón en la cruz, por tentar a esos hombres a pecar.
El Espíritu de Cristo inspiró al apóstol Pablo a escribir esto:
Asimismo que las mujeres se atavíen de ropa decorosa, con pudor y modestia; no con peinado ostentoso, ni oro, ni perlas, ni vestidos costosos, (1 Ti 2:9)
Claramente, el Espíritu está hablando de cómo deberían vestirse las mujeres.
Además de esto, los versículos que siguen a 1 Timoteo 2:9 también enseñan que las mujeres no han de ser ministros de la Palabra. Estos versículos son importantes para nuestro tiempo: «Porque no permito a la mujer enseñar, ni ejercer dominio sobre el hombre, sino estar en silencio» (1 Ti 2:12).
Algunos leen este capítulo y dicen que aquellos que toman de forma literal lo que Pablo dice acerca de las mujeres en el oficio de la iglesia son inconsistentes, y que utilizan un «literalismo selectivo». Afirman que esas personas no toman literalmente el mandamiento contra utilizar peinados ostentosos o perlas en los collares, pero se toman literalmente el mandamiento de que las mujeres no sean ministros (además de hacer lo en el sentido natural). La objeción es más o menos esta:
¿No estás siendo selectivo en cuanto a la literalidad cuando dices que algunos mandamientos del texto son válidos de forma permanente y otros, como «no con peinado ostentoso» están condicionados por la cultura y no son absolutos?
Pero ¿qué es lo que está enseñando Pablo aquí? Un principio claro y perdurable es que las mujeres piadosas deben estar dedicadas a «buenas obras» más que a los detalles externos del vestir, el peinado y la joyería. La advertencia, que es válida de forma permanente, es en contra de la inmodestia.
Un pasaje paralelo en 1 Pedro 3:3-4 nos da una clara indicación de que la Escritura no está enseñando que haya algo intrínsecamente malo con que las mujeres usen joyería:
Vuestro atavío no sea el externo de peinados ostentosos, de adornos de oro o de vestidos lujosos, sino el interno, el del corazón, en el incorruptible ornato de un espíritu afable y apacible, que es de grande estima delante de Dios.
Nótese que el pasaje dice: «Vuestro atavío no sea… de vestidos lujosos». ¡Pedro ciertamente no puede estar condenando el uso de vestidos! Está condenando un mal uso de los mismos. Este versículo sugiere por tanto que lo mismo puede decirse acerca de los peinados o adornos de oro.
La Escritura no nos está advirtiendo contra un buen peinado o las joyas hermosas como cosas que sean malas en sí mismas. Más bien, nos está advirtiendo contra utilizar los buenos regalos como expresión de una mentalidad mundana. Es por eso que no somos culpables de emplear un literalismo selectivo.
Pablo tiene problemas con dos tipos de inmodestia. En primer lugar, prohíbe el uso de ropajes caros, porque el hacerlo podría sugerir que se está adorando al dios de la moda. Otro tipo de inmodestia es el de vestirse de forma provocativa. Las jóvenes enfrentan la tentación de convertir su apariencia y vestimenta en lo más importante de su vida. Quieren vestirse de manera sensual para obtener la atracción de los hombres. El sexo también se traduce en poder. Les gusta el poder que pueden ejercer sobre los hombres.
Juan el Bautista tenía un mensaje para las mujeres norteamericanas por medio de cómo se vestía él mismo. ¿Recuerdas lo que Juan Bautista usaba mientras predicaba y bautizaba? Utilizaba un vestido de pelo de camello, que sólo puede llamarse ropa básica. No utilizaba buenas túnicas como los fariseos. La ropa de Juan Bautista claramente transmitía dónde no estaban sus prioridades. No le daba a la apariencia externa una alta prioridad. En lugar de eso, le preocupaba lo que está en el interior. Su preocupación era el corazón. Tampoco se iba a ver agitado por la opinión pública ni iba a ceder a la presión de grupo. Su vestimenta y su predicación comunicaban que estaba dedicado a servir al Señor Dios.
Juan Bautista nos mostró lo que es importante en la vida. Él aspecto exterior no es tan importante. Lo que importa es el interior, porque Dios es un Dios que mira el corazón.
La Escritura prohíbe que los creyentes estén tan preocupados por tener estilo, estar a la moda y ser sensuales que no desarrollen las gracias espirituales en sus vidas.
En su carta a Timoteo, el apóstol Pablo principalmente se preocupa con el amor por el estilo y la moda. La Biblia nunca enseña que sea malo en sí mismo vestir ropa hermosa y modesta. La mujer virtuosa de Proverbios 31 proporciona una vestidura escarlata a su familia. Su vestimenta es de lino fino y púrpura.
La vestimenta comunica
La forma de vestir comunica. Algunas mujeres parecen ignorar este hecho. Otras lo reconocen y se deleitan en su capacidad para comunicar el mensaje erróneo.
La vestimenta comunica la posición económica. Los hombres ricos utilizan trajes caros, mientras que la gente pobre viste con harapos.
La vestimenta también comunica un estatus social, cuál es nuestro trabajo o lo que estamos haciendo. Si ves a una mujer vestida con un vestido vaporoso y blanco, sabes que se está casando. Un hombre que usa ropa blanca con manchas de varios colores comunica que es un pintor.
Proverbios 7 nos cuenta de una mujer que usa el atuendo de una ramera. La historia de Tamar también nos habla acerca de cómo un vestido comunica. Después de que su esposo muriese, ella se vistió con ropas negras que comunicaban que era una viuda de luto. Pero luego se vistió como una prostituta y sedujo a su suegro, Judá.
La vestimenta puede comunicar un mensaje equivocado. Muchas mujeres de la actualidad envían mensajes equivocados con su forma de vestir. Solo hay que mirar las fotos de la revista Cosmopolitan u otras revistas de alto nivel que ves en la cola del supermercado.
Otras mujeres dicen con su vestimenta: «¡Mira mi cuerpo sensual!» o «Estoy disponible, aquí está mi cuerpo, es una invitación». ¿Pueden darse cuenta las mujeres cristianas de lo que un vestido inmodesto comunica? Los botones desabotonados de forma provocativa dicen: «desabotona el resto». Las mujeres casadas pueden enviar un mensaje contradictorio: «¿No desearías poder tocar mi cuerpo? Mira, ¡pero no toques!».
¿Qué tipo de mensaje envías con tu forma de vestir?
Filosofías en conflicto
El mundo pecador tiene una filosofía del vestir. El otro día me detuve en la biblioteca para leer algunas revistas destacadas que la mayoría puede reconocer: Esquire, Glamour, y Seventeen. En estas populares revistas, las fotos se sumergían en la pornografía. Estaban llenas de mujeres y hombres vestidos de forma inmodesta. ¡El sexo vende! ¡Al parecer el sexo puede vender cualquier cosa!
La filosofía del mundo es que el vestido debe ser revelador y provocativo. El mundo no tiene conciencia. Dice: «Si lo tienes, presume de ello». El mundo ve la lujuria como algo completamente normal en lugar de pecaminoso. Utiliza la ropa para acentuar la sexualidad de la mujer y atraer a los varones. Las mujeres utilizan su sexualidad para ejercer poder e influencia sobre los hombres. La falta de vestimenta cerca de las partes privadas es excitante. La forma de vestir descubre los muslos, pechos, vientres y espalda de las mujeres. La filosofía del mundo es: «Si hace sentir bien a los varones, ¡hazlo!».
La Biblia dice lo siguiente acerca del mundo y sus deseos:
Porque todo lo que hay en el mundo, los deseos de la carne, los deseos de los ojos, y la vanagloria de la vida, no proviene del Padre, sino del mundo. (1 Jn 2:16).
La filosofía cristiana es bastante diferente de la del mundo. El cristianismo enseña que Dios dio el regalo del vestido para cubrir el cuerpo. Originalmente no era necesario que Adán y Eva fueran vestidos. Génesis 2:25 nos dice que estaban desnudos y no se avergonzaban. Pero en Génesis 3:7 encontramos que, después de la caída, los ojos de ellos se abrieron. Al instante percibieron su desnudez. Se avergonzaron y se hicieron delantales de hojas de higuera.
Cuando Dios buscó a Adán y Eva en el jardín, tuvo misericordia de ellos. Les dio la promesa del Cristo, la simiente de la mujer. También les hizo vestidos. Génesis 3:21 dice que: «Jehová Dios hizo al hombre y a su mujer túnicas de pieles, y los vistió». Su vestido era para cubrir sus cuerpos.
¿Qué es la inmodestia?
La inmodestia es vestirse públicamente de forma sugerente, con la intención de encender los deseos pecaminosos y carnales. Una parte clave de esta definición es la palabra «públicamente». También es clave que la inmodestia implica el intento de provocar la lujuria de alguien que no es nuestro cónyuge.
Por otra parte, la Escritura enseña que es maravilloso cuando una esposa se viste para atraer la atención de su esposo. El lecho matrimonial es puro y sin mancilla.
La modestia cristiana es vestirse en público de tal forma que no se atraiga la atención hacia áreas privadas del cuerpo. Después de descubrir su desnudez, Adán y Eva primero se hicieron «delantales». La palabra «delantal» significa «cosas que se ciñen alrededor». Posteriormente, en la Biblia, la palabra se utiliza para una faja o cinturón. Adán y Eva utilizaron estos delantales para cubrir sus partes íntimas.
Después de que Dios restauró la relación con Él, les hizo túnicas de piel. La palabra «túnica» aparece a lo largo de la Biblia refiriéndose a una prenda que cubre la parte superior del cuerpo y baja por debajo de las rodillas, y a veces hasta los tobillos.
Llama la atención es que Dios proveyó una túnica que cubría la desnudez de Adán y Eva de forma adecuada.
Es importante notar que a Dios le preocupan los corazones de ellos. Dios no está interesado per se en cómo vestimos externamente. Le interesa la vestimenta porque le interesa el corazón.
Hoy día, las mujeres cristianas se ven tentadas a vestirse con inmodestia. Las tiendas están repletas de estilos y modas inmodestos. Algunas jóvenes creen que no son inmodestas porque no se visten tan mal como las chicas que aparecen en Seventeen o como las cantantes pop. Pero la modestia para la mujer cristiana implica vestirse de una forma hermosa y femenina que no atraiga una atención sexual innecesaria.
Velas y pólvora
Richard Baxter fue un pastor puritano que dio una extraordinaria representación en palabras de la inmodestia:
Has de caminar entre personas pecadoras como lo harías llevando una vela encendida entre paja o pólvora. Si no es así, puede que veas la llama que no previste cuando sea demasiado tarde para extinguirla.
Afirma que las mujeres que se visten de forma inmodesta son parcialmente responsables por los pecados en contra del séptimo mandamiento: «Si no lo hicieron lo mejor posible para evitar ser una trampa, entonces son en parte responsables» Añade:
No debes poner piedra de tropiezo en su camino, ni soplar el fuego de su lujuria. Debes caminar entre personas pecadoras, lo cual son todos los hombres y todas las mujeres.
Hace siglos, Baxter dijo a las mujeres cristianas:
Conforme vives tu vida, vive como si estuvieras llevando una vela encendida en tu mano, y estuvieras caminando en una habitación llena con paja y pólvora.
El atractivo sexual es como una vela encendida. No hay nada malo con ella. Las velas son hermosas; son apreciadas y útiles. En la relación matrimonial, nuestra sexualidad puede disfrutarse al máximo. ¡Pero has de cuidarte de lo que haces con una llama cuando el cuarto está lleno de pólvora!
Cuando Betsabé se bañó en presencia del rey David fue como una persona que lleva sin cuidado una vela a lo largo de una habitación llena con pólvora. En Indiana tenemos muchos puestos de fuegos artificiales. Es legal vender fuegos artificiales en el estado. Recientemente, explotó un edificio lleno de éstos. Los bomberos no supieron por qué comenzó la explosión. Un solo descuido encendió todos los fuegos.
En los establecimientos que venden fuegos artificiales no se permite fumar. Betsabé fue como un cliente que fuma cigarrillos en una tienda de fuegos artificiales, dejando que las cenizas calientes caigan entre ellos. ¿Fue responsable David de su adulterio? Desde luego que sí. David no controló sus ojos. Sin embargo, Betsabé no controló su modestia.
Recuerden, señoritas, que David era un hombre conforme al corazón de Dios. Era un gran autor de cánticos. Escribió muchos salmos. Era un rey piadoso. Estaba en sus 50. En lo mejor de su vida voló una chispa, y su vida saltó por los aires. Pecó gravemente contra Betsabé y Urías e hizo que la gente blasfemase el nombre de Dios.
¿Estás tentando a los hombres? ¿Cómo te vistes para ir a la escuela o al trabajo? Nancy Leigh DeMoss detalla los estilos de vestimenta inmodestos. En ellos incluye las prendas que muestran el vientre, los vaqueros de corte bajo que revelan las partes altas de las piernas, los tops que revelan o enfatizan los pechos, los bikinis y los tejidos delgados que revelan la ropa interior.
¿Quién tiene la culpa?
Quizás puedas decir «No es mi problema si los hombres son lujuriosos y se fijan en mí cuando me visto de forma sensual». Lo siguiente fue escrito por un hombre:
Tus hermanos en Cristo pueden ser débiles, y el diablo hace todo lo que puede para debilitarlos aún más. Se ven forzados a vivir en un mundo donde continuamente están bombardeados con imágenes que están diseñadas por el enemigo de sus almas para debilitar su moral y destruir la pureza de su corazón, ¿y han de ayudar las mujeres cristianas a que el diablo haga su trabajo? ¿incluso en la congregación de Dios?
Recientemente un pastor me dijo que los estudiantes de seminario no querían unirse a la iglesia en la que predicaba porque había muchas mujeres jóvenes en ella que se vestían con inmodestia los domingos. ¿Qué sucede con tales jóvenes? Una mujer dijo lo siguiente:
Bueno, no es culpa mía que no puedan mantener sus ojos apartados de mí y puestos en el Señor; simplemente no son lo suficientemente espirituales. ¿Por qué tendría yo que cambiar solo porque ellos son débiles?
Nancy Leigh DeMoss habla acerca de una amiga suya cuyo esposo cometió adulterio con una mujer del trabajo que se vestía de manera muy sensual. Es claro que el esposo fue responsable de este grave pecado. Pero ¿no fue también responsable la mujer que se vestía sensualmente? Después de esto, la esposa afrentada fue a su armario y se deshizo de la vestimenta inmodesta, para evitar tentar a ningún hombre a pecar. El Catecismo de Heidelberg dice lo siguiente acerca del séptimo mandamiento:
Por tanto, Dios prohíbe todas los actos, gestos, palabras, pensamientos y actos faltos de castidad, y cualquier cosa que pueda incitar a los hombres a ello.
El séptimo mandamiento no solo prohíbe el acto del adulterio, sino también los pensamientos adúlteros. Jesús dijo: «Oísteis que fue dicho: No cometerás adulterio. Pero yo os digo que cualquiera que mira a una mujer para codiciarla, ya adulteró con ella en su corazón» (Mt 5:27-28). El mandamiento prohíbe a las mujeres incitar a los hombres a tener pensamientos impuros.
No es legalismo, son principios cristianos
No hemos de volvernos legalistas acerca de la vestimenta. Los Amish se han vuelto legalistas. Sus ancianos han elaborado muchas normas acerca de lo que los hombres y las mujeres pueden vestir. Aunque estas reglas ayudan a evitar el problema de la vestimenta inmodesta, el legalismo no es la respuesta. En lugar de eso, los cristianos deben vestirse de manera consistente con sus principios.
El primer principio es el de la pertenencia. Tu cuerpo pertenece a Cristo. El apóstol Pablo escribió lo siguiente:
Huid de la fornicación. Cualquier otro pecado que el hombre cometa, está fuera del cuerpo; mas el que fornica, contra su propio cuerpo peca. ¿O ignoráis que vuestro cuerpo es templo del Espíritu Santo, el cual está en vosotros, el cual tenéis de Dios, y que no sois vuestros? Porque habéis sido comprados por precio; glorificad, pues, a Dios en vuestro cuerpo y en vuestro espíritu, los cuales son de Dios. (1 Co 6:18-20).
Nuestro cuerpo pertenece a Cristo. Él tiene los derechos de propiedad sobre el mismo y sobre cómo vestimos.
Un segundo principio es el del señorío. Pablo nos da este principio en su carta a los romanos: «Porque Cristo para esto murió y resucitó, y volvió a vivir, para ser Señor así de los muertos como de los que viven» (Ro 14:9). Si eres cristiano, eres un siervo de Jesucristo. Tu Maestro tiene derecho a decirte cómo quiere que vistas.
Un tercer principio es el de la ciudadanía. Perteneces a un reino diferente. Cuando viajé a Mianmar, vi a la gente vestida con ropajes nativos. Allí incluso los hombres están obligados a llevar una especie de falda que en inglés se pronuncia «long-jee». En Singapur vi a una mujer hindú vestida en un hermoso saris. Los ciudadanos del reino de este mundo tienen sus estándares de vestimenta. Pero tú perteneces al reino de Jesús. Esta ciudadanía debería reflejarse en tu vestido.
Otro principio es el de amar a nuestro prójimo. El amor por el prójimo significa que, como esposa, debes vestirte para los ojos de tu esposo y solamente para ellos.
También existe el principio de vivir en primer lugar para Cristo. No vivas para ti mismo. No vivas para obtener la estima de otros. Mira tu vestimenta en el espejo y pregúntate si tu forma de vestir refleja tu pasión por vivir para la gloria de Cristo.
Un último principio es el de la bondad de la sexualidad y la belleza femenina. La sexualidad es un buen regalo de Dios. Dios hizo a las mujeres hermosas. Les ha dado los dones de la creatividad y la estética de manera que pueden realzar su belleza. Las mujeres piadosas pueden vestirse de tal forma que sean hermosas, atractivas, femeninas y con clase. Existen un sin número de formas para expresar la plenitud de su belleza y sexualidad. La ropa modesta no es necesariamente asexual. La Escritura es bastante clara en que los hombres no deberían tratar de vestirse como mujeres y viceversa, lo que implica que una diferencia en sexualidad puede y debería comunicarse con nuestra vestimenta. Dios se deleita en los hombres como hombres y las mujeres como mujeres.
Las recompensas de la modestia
Un discípulo de Jesús debería estar feliz de sufrir persecución por cómo viste. Si vistes con modestia, puede que no parezcas siempre «moderno» a otros. A veces lo que es «moderno» y «a la moda» se define en términos de vestimenta que es inmodesta.
Puede que no seas tan popular como aquellos que se conforman a las formas de vestir mundanas, pero la modestia tiene tremendas recompensas, protegiendo a las jóvenes cristianas solteras del tipo equivocado de muchachos y ayudándoles a atraer la atención del tipo correcto. Estas mujeres serán valoradas por algo más que su sensualidad. Serán valoradas por sus cualidades espirituales, intelectuales, sociales y del corazón tanto como por su atractivo. Los jóvenes que temen a Dios aprecian y respetan el comportamiento modesto en las jóvenes. Para las mujeres casadas, la modestia las protege del tipo equivocado de atención de otros hombres.
Vístete de tal manera que experimentes el deleite de Jesucristo. El apóstol Pablo nos recuerda que los hombres y mujeres jóvenes que son piadosos no solo deben vestirse con modestia, sino también adornarse con buenas obras.