Nathan Clay Brummel
Pero quiero que sepáis que Cristo es la cabeza de todo varón, y el varón es la cabeza de la mujer, y Dios la cabeza de Cristo.
. –1 Corintios 11:3
Porque el marido es cabeza de la mujer, así como Cristo es cabeza de la iglesia, la cual es su cuerpo, y él es su Salvador.
. –Efesios 5:23
Así también los maridos deben amar a sus mujeres como a sus mismos cuerpos. El que ama a su mujer, a sí mismo se ama.
. –Efesios 5:28
Demasiados hombres hoy día se casan y tienen hijos, pero son eunucos espirituales. Puede que no sean eunucos físicamente, porque procrean y producen hijos; pero espiritualmente lo son. Son impotentes cuando se trata de liderar a su familia en el temor de Dios. Son impotentes cuando se trata de enseñar la Biblia a sus hijos. Son impotentes cuando se trata de amar a sus esposas y guiarlas por su ejemplo en piedad. Ignoran la teología cristiana y no tienen deseos por defender ni una sola doctrina. No son estudiantes de las Escrituras, y no encuentran tiempo para atender a los estudios bíblicos.
Algunos hombres son ásperos. Tienen una presencia destructiva en su familia. Un hombre así grita a su esposa y a sus hijos y les golpea.
Pero también se produce el problema opuesto: esposos que no hacen nada destructivo, ¡pero tampoco hacen nada productivo! Este comportamiento es un rechazo al liderazgo masculino. Presenta una mentira acerca de Jesucristo, qué es la cabeza de su iglesia.
Algunos esposos piensan que son buenos tipos. Se preguntan por qué sus esposas pueden molestarse con alguien que es tan buen tipo. Desafortunadamente, esta «bondad» no es la benignidad bíblica. Es una renuncia. Es la abdicación de la responsabilidad del esposo a ejercer el liderazgo a la hora de disciplinar a los hijos y enseñarles la Palabra de Dios. En la iglesia, son demasiados los hombres cristianos que son buenos tipos, pero fracasan a la hora de proporcionar la fuerza del liderazgo que Dios espera y que las esposas necesitan. El apóstol pablo dice lo siguiente:
Pero quiero que sepáis que Cristo es la cabeza de todo varón, y el varón es la cabeza de la mujer, y Dios la cabeza de Cristo. (1 Co 11:3)
Junto con el matrimonio y los hijos viene la responsabilidad. El esposo del pacto posee un liderazgo inescapable. La Biblia dice que los esposos son las cabezas de sus esposas. El esposo es responsable ante Dios por la dirección espiritual de su familia. Dios lo hará responsable por la disciplina que se practique o no en su hogar. Dios también lo hará responsable por la fortaleza de su matrimonio.
Algunos hombres dejan decisiones importantes, incluso de asuntos vitales como el control de natalidad, a sus esposas. Si una esposa acude a su esposo de voluntad débil con una pregunta acerca de la disciplina de los hijos, este se encoge de hombros. Si acude a él con otra cuestión importante, responde que no tomará decisiones familiares porque lo ha intentado en el pasado y no funcionó. Pero en esa situación, su esposa no necesitaba que simplemente tomase una decisión, sino que tomase una decisión firme. Si su esposa le pregunta acerca de un asunto de doctrina o práctica cristiana, le dice que hable con el ministro. A veces la esposa se resistirá a una decisión para probar a su esposo, para ver si este tendrá o no un liderazgo real.
¿Conoces la diferencia entre el modo indicativo y el imperativo? El modo indicativo afirma algo que simplemente es un hecho. El modo imperativo ordena a alguien convertirse o hacer algo. Pablo dice: «el varón es la cabeza de la mujer» (1 Co 11:3). Nos habla en modo indicativo, diciéndonos lo que la relación matrimonial es. El matrimonio se define en parte como el liderazgo de un esposo sobre la esposa que Dios le ha dado. No existe ningún lugar en la Escritura en que se ordene a los esposos que sean cabeza para sus esposas. Por la naturaleza del matrimonio, simplemente lo son.
Merece la pena que el esposo piense en este concepto. Están en una posición de liderazgo de la que no pueden escapar. Hoy día la iglesia se ve influenciada por la propaganda del feminismo, que odia las palabras «cabeza» y «sumisión». Sin embargo, el que el hombre es cabeza es un hecho. La única pregunta es si ese liderazgo será un dominio amoroso y constructivo o una tiranía destructiva y llena de odio.
Que el esposo es la cabeza de la esposa es una analogía que se toma del cuerpo humano. Todos tenemos cuerpos y cabezas. El esposo es la cabeza de su cuerpo, que es su esposa. Nuestras cabezas deciden lo que han de hacer nuestros cuerpos. La idea es que Dios coloca a los esposos en una posición de autoridad por encima de sus esposas.
Pero junto con este derecho de ejercer el gobierno en el hogar, viene la responsabilidad. Tomar el juramento del pacto para convertirse en esposo implica asumir responsabilidad sobre tu nueva familia. Es cierto que la esposa y los hijos de un hombre tienen responsabilidades delante de Dios, pero el esposo sigue teniendo la responsabilidad por toda la familia.
Pablo nos dice que los esposos, en su papel como cabeza, representan a Cristo. Cristo tiene autoridad sobre la iglesia, y ésta se le somete. Él toma la responsabilidad por el cuidado de la iglesia. Cumplió esta responsabilidad dando su vida sobre la cruz. El liderazgo de Cristo no es ocioso. Continúa trabajando en el Cielo por nuestro bienestar.
Las acciones de un esposo no siempre comunican cosas acerca de Cristo. Un esposo pecador está presentando una mentira calumniosa sobre Cristo. Si no ama a su esposa, está hablando apostasía y mentiras. Si golpea a su esposa o es áspero con ella, está diciendo que Cristo es áspero con la iglesia y la abofetea. Si el esposo no cuida de las necesidades emocionales de su esposa, está mintiendo y diciendo que Cristo no se preocupa por los dolores de la iglesia.
De la palabra esposo, viene la palabra «agricultor» [N. del T: «Husbandman» en el inglés original]. Esta palabra se refiere a alguien que cultiva un huerto, de modo que la palabra que utilizamos para un hombre casado es «esposo», implicando el llamado de éste a cultivar su familia. El esposo debe sustentar y proveer a su familia. Pablo escribió: «Porque nadie aborreció jamás a su propia carne, sino que la sustenta y la cuida, como también Cristo a la iglesia» (Ef 5:29). La palabra «sustentar» significa «alimentar».
El esposo que teme al Señor se toma en serio su responsabilidad de proveer y sustentar a su familia. Trabaja duro para proveer para las necesidades físicas de la familia. El esposo que no trabaja duro para proveer para las necesidades de su familia es peor que un incrédulo según dice la Escritura, porque incluso los incrédulos proveen para sus familias.
El esposo que teme a Dios también toma la responsabilidad de satisfacer las necesidades sexuales de su esposa. En esta área, Pablo utiliza un lenguaje fuerte. Enseña que la esposa ejerce incluso autoridad sobre el cuerpo de su esposo (1 Co 7:3-4).
Jesucristo santifica a la iglesia para poder presentarla a Dios como una novia virgen. El esposo cristiano también es usado por Dios para santificar a su esposa. Ora por su crecimiento en piedad. Se sacrifica por ella de forma que pueda vivir en paz y gozo. Aplica la Palabra de Dios a su vida. Comparte con ella el glorioso evangelio de la gracia.
Los esposos también han de tomar responsabilidad por el crecimiento espiritual de sus esposas e hijos. Los anuncios comerciales modernos implican que, si una mujer simplemente compra el hidratante correcto para la piel o utiliza el lápiz de labios adecuado, será hermosa. Pero esto no es así necesariamente, ¡porque la Biblia dice que una mujer hermosa sin discreción es como lápiz de labios puesto en un camello! Proverbios 11:22 nos cuenta que una mujer hermosa sin sabiduría es como un hermoso anillo de oro en el hocico de un cerdo. El esposo ha de estar cautivado por la hermosura espiritual. Debe verse arrebatado por la belleza de la santidad. Lo que busca es una esposa que crezca en mansedumbre y piedad (1 P 3:1-6).
El esposo también tiene la responsabilidad de criar a los hijos en el temor del Señor. ¡Cuántos niños son ignorantes de la Biblia! Ignoran la teología cristiana porque sus padres no les enseñan nada acerca de la misma. El esposo del pacto ha de ser un teólogo residente en su hogar. Debería poder enseñar a sus hijos los errores de la iglesia falsa y las doctrinas vitales de la fe cristiana.
Puede que un hombre no sea profesor de dogmática, o incluso que ni siquiera haya asistido al instituto, pero en su hogar debe ser un teólogo. Literalmente, un teólogo es simplemente alguien que estudia a Dios. La tragedia es que muchas mujeres modernas han de admitir que, cuando se trata de la Biblia, sus esposos no tienen conocimiento.
El esposo del pacto no solo ha de conocer la Palabra de Dios, sino que debe vivirla. Sus actos hablan más altos que sus palabras. No importa que diga que es cristiano si es perezoso o infiel, o pasa el tiempo en la cárcel.
¿Cómo puede un hombre restaurar su liderazgo como esposo y padre? Lo primero que un esposo debe hacer es confesar a Dios y a su esposa su pecado por abdicar de su liderazgo y pedir perdón. Debe confesar la debilidad y pecados de la familia bajo su cuidado. Tiene que arrepentirse y dar un paso al frente, tomando el liderazgo a la hora de disciplinar a sus hijos en palabra y obra.
El esposo que desea restaurar el liderazgo debe comenzar a ejercitarlo en pequeños asuntos. Cometerá errores, pero necesita depender de Dios para que le de sabiduría y gracia para tomar decisiones. También puede depender de su esposa y de su punto de vista a la hora de tomar decisiones, porque Dios le dio una esposa para ayudarle a él como cabeza.
El Señor Jesús espera de cada esposo del pacto su liderazgo. El esposo cristiano no es un pionero; Jesús ha abierto el camino mostrándole cómo ser un líder y siervo sacrificial. Un esposo cristiano debe mirar a la cruz y ver cómo Cristo, siendo cabeza suya, se negó a sí mismo. El amoroso liderazgo de Jesús es el ejemplo que todo esposo cristiano debería tratar de imitar.